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miércoles, 6 de mayo de 2020

Carta a mis colegas de modelos clásicos


Colega docente: 

He estado pensando en ti. Extraño verte en la oficina, cuando me has contado de una infancia feliz pese a todo. Tu vida y las de otros como tú. Naciste en la posguerra. No viste las balas o las bombas, pero heredaste el caos, aunque también la convicción que estudiar te cambiaría la vida, y lo hizo. O que el trabajo todo lo vence. Y venció.

Me contaste esa infancia en torno a radios que asustaban a los abuelos quienes preguntaban si habría una personita adentro de “esas cosas del diablo”, porque siempre nos asusta el cambio, lo que no comprendemos.

Me contaste de las enormes consolas que adornaban los salones familiares y que solo los mayores tenían permiso de usar porque “se rompe, es delicado”. Te he oído hablar con nostalgia de tiempos simples cuando las reglas eran claras.

Pero también viviste la llegada a la luna y desde ahí, todo parece haberse desbocado. Las máquinas de las películas del Santo parecían capaces de todo, no se diga las de los Supersónicos. Ese tiempo en que el futuro parecía tan lejano. Incluso cuando fue llegando a pasos lentos y pesados, como a la empresa de un amigo o a la Universidad, en forma de enormes computadoras de tarjetas perforadas. Cuando aparecieron pequeños monitores de luz naranja para sustituir las máquinas de escribir eléctricas que ya habían desplazado a las mecánicas hace tiempo. Cuando aparecieron el fax y el biper ¿te acuerdas? Ya para entonces el telégrafo y el télex eran reliquias vivas que pocos utilizaban.

Pero las veías de reojo. Con sorpresa, tímidamente, sin atreverte a tocar porque el manazo de la infancia se quedó grabado en tu piel y en el instinto: “esas cosas no se tocan, son caras y no se pueden componer”.

Las décadas siguieron pasando y los objetos empezaron a aparecer cada vez más rápido. Ya nadie usa el proyector de acetatos o el mimeógrafo. La serigrafía comienza a ser recuerdo o técnica clásica. Las imprentas cerraron los cajones de tipos móviles porque ahora todo puede imprimirse en casa.
Adoptaste uno o dos aparatos de los que llegaron, medio le entiendes al software pero sabes que puedes seguir enseñando cómo te enseñaron, del mismo modo y con las mismas herramientas, solo algo cambiadas. El pizarrón es pizarrón, así sea negro, verde, blanco o de cristal. El gis ahora está embotellado en un plumón, y el borrador es exactamente el mismo. Te dices “es lo mismo, no pasa nada”. Y lo crees porque necesitas sentir que al menos algo es como lo conociste.

Un poco el temor, la costumbre, el miedo de descomponer, pero nunca tienes miedo al cambio. Sólo no viste la necesidad de modificar tu forma de trabajo. Tienes razón: ha sido y así es el mundo para ti, pero de buenas a primeras, el 16 de marzo de 2020 te avisaron que a partir del 23, todas las clases serían en línea. Tuvimos esa semana para trabajar y formarnos juntos.

Vi la voluntad en tus ojos, sentí el cosquilleo de la aventura y la anticipación, pero te abrumó la cantidad de cosas que debiste y debes aprender sobre la marcha: lidiar con el encierro, los aparatos, los programas. La cantidad de información y de instrucciones que hemos dado.
Entiendo muy bien por lo que estás pasando. Que la carga te parezca tan pesada, que sientas no poder llevarla por mucho más tiempo, pero ¿sabes? te necesitamos.

Perteneces a una generación que sabe recuperarse de grandes crisis, que han tenido esperanza en el futuro -que es un bien valioso que las generaciones más jóvenes olvidan y casi han perdido: “¿estudiar? para qué”, suelen decir.

Quizás tenerlo todo al alcance de un clic les robó las esperanzas, los sueños, la visión de largo plazo, la resiliencia y el valor de hacer comunidad que tú posees.

Te necesitamos porque tú has vivido lo que en este momento nuestros jóvenes necesitan aprender y valorar, no solo por lo que sabes, sino por quien eres.
Por lo que has vivido y superado.

Quiero decirte algo: lo que necesitas aprender, no es tan difícil y además aquí estamos para acompañarte. En estos tiempos, es imposible ser ese profesor que lo sabía absolutamente todo y no tenía permitido equivocarse, pero sí el que sabe analizar, pensar críticamente, el que sabe buscar información y rescatarla para algún proyecto; el que escucha y sabe que trabaja con personas, de las que también puede aprender algo.

No conocemos el mundo que se está gestando mientras estamos encerrados ni tenemos certeza de cómo será para nuestros estudiantes. Sin embargo, podemos seguir acompañándolos y brindarles eso que no caduca y nos distingue como universidad jesuita: atención a la persona, escucha atenta, rigor, estructura, motivación; la seguridad de que la voluntad es fundamental y la esperanza, necesaria.

Quiero pedirte que no pienses en dejar la docencia solo a causa de aparatos o programas porque ya no son como antes. Están hechos para aprender a usarlos mediante la exploración. Quita de tu mente ese manazo que recibiste en la infancia, pierde el miedo. Difícilmente podrás descomponerlos y como te dije antes, aquí estoy, aquí estamos todos para apoyarte en IBERO Tijuana.

Con cariño, admiración y afecto
Shere

Sheherazade Bigdalí Hernández López
Coordinación de Enseñanza y Aprendizaje mediados por Tecnologías
IBERO Tijuana

10 comentarios:

  1. Muchas gracias Shere, aquí me quedo, sin miedo y con la esperanza de seguir conquistando el botón.

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  2. hermosas palabras que abrazan el alma, reiterándonos, nuestro propósito en la vida. Agradezco por coincidir con seres humanos tan bellos como tu, con ese espíritu de servicio. Gracias

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  3. Querida Shere, pertenezco a esa generación que muy bien describes: recibí manazos por utilizar tijeras y rotundos "no" para escuchar la radio y ver la tv, pero eso no me hizo desistir, por el contrario. Sigo aquí, gratamente acompañada por colegas como tu y acompañando alumnos con quienes comparto esta maravillosa aventura intelectual y donde aprendemos juntos. Un abrazo.

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  4. MUCHAS GRACIAS PROFE SHERE, POR COMPARTIR SU EXPERIENCIA Y CONOCIMIENTOS, GUIARNOS CON ESO QUE NO SE MIDE PERO SI SE VE, EL AMOR QUE NOS PROYECTA, CON ESA ENERGÍA, LUZ. GRACIAS, LA ADMIRO.

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  5. wow gracias me sobe los manasos que recibi, gacias por motivarme

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  6. Mtra. Shere, hermosas palabras de animo sobre todo para quienes nos cuesta un poco de trabajo estas actualizaciones, admiro su fortaleza, su paciencia gracias.

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  7. Buenas tardes a tod@s, me es grato vivir esta etapa educativa de nuevos retos, también agradezco como nos están guiando para utilizar mejor las TIC, y acompañarnos en esta nueva etapa de Planeación Educativa en etapa de Pandemia. Muchas gracias, en especial al la Profesora Shere.

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  8. Muchas gracias Shere! Describiste con gran sensibilidad el dilema de mi generación. Aprecio mucho tu comprensión y apoyo. Justamente lo que se necesita para saltar a esta nueva era, todo lo que viene requiere de una gran innovación. Gracias por invitarme a equivocarme mucho! Lo importante es no claudicar. Un abrazo de corazón!

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  9. Muchas gracias Shere! Describiste con gran sensibilidad el dilema de mi generación. Aprecio mucho tu comprensión y apoyo. Justamente lo que se necesita para saltar a esta nueva era, todo lo que viene requiere de una gran innovación. Gracias por invitarme a equivocarme mucho! Lo importante es no claudicar. Un abrazo de corazón!
    Lilia Alemán Ramos

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  10. Querida Shere:
    Hermosas palabras y tal como apuntan algunos compañeros pertenecemos a generaciones diferentes con vivencias también en diferentes contextos. Y si, finalmente aprendemos no de nuestros errores sino de nuestros intentos en incidir en el ámbito educativo del momento.
    Mis mejores recuerdos son del kinder que me dejó un aprendizaje situado y significativo que no olvido y trato de recuperar en mi práctica. Conste trato, pero bueno... a veces como dice la Dra. Carmen quisiéramos "aplicar" esas estrategias que de alguna manera funcionaron.
    Finalmente gracias por darnos todo tu "ser educativo" de manera tan efectiva y agradable.
    Seguimos en formación
    Luz Margarita Saucedo.

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